Después de cincuenta años dedicado
al mundo del cine, Juan Antonio Bardem recibe ahora el reconocimiento
a su importante contribución al desarrollo del séptimo
arte en nuestro país. Además del Goya de honor que
le entregará la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas
en la ceremonia del próximo día 2 de febrero, el
director de Calle Mayor y La muerte de un ciclista ha
sido nombrado recientemente Socio de honor de la Filmoteca Española.
La
entrega de esta distinción coincide en el tiempo con la
completa retrospectiva que desde principios de año dedica
a la trayectoria de Juan Antonio Bardem la Filmoteca Española,
en la que se han proyectado las 25 películas, entre largometrajes,
cortos y series para televisión, que el realizador ha rodado desde
1950 hasta hoy.
Se podría decir que Juan Antonio Bardem
estaba destinado a convertirse en director de cine desde su nacimiento.
Hijo de los conocidos actores Rafael Bardem y Matilde Muñoz Sampedro,
Juan Antonio Bardem es además padre del director Miguel
y del músico Juan, hermano de la actriz Pilar y tío
de los actores Javier y Carlos.
A pesar de estos antecedentes, en un primer momento
Juan Antonio Bardem no pretendía seguir la tradición
familiar de dedicarse al mundo del espectáculo; por el
contrario, estudió en la escuela de Ingenieros Agrónomos
de Madrid, donde se licenció. No obstante, en 1947 decidió
ingresar en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas,
donde formó parte de la primera promoción.
Allí conoció a otro de los directores
llamados a resucitar el cine español después de
la Guerra Civil: Luis García Berlanga. A su lado debutó
en la dirección en 1951 con la comedia Esa pareja feliz.
Juntos escribieron también, dos años después,
una de las películas claves de la posguerra española,
Bienvenido Mister Marshall.
Ese
mismo año, 1953, marca el inicio de su carrera en solitario,
con el filme Cómicos. No obstante, la fama y el
éxito internacional no le llegó hasta 1955, año
en el que rodó La muerte de un ciclista. El filme
comienza con un accidente de tráfico en el que una pareja
de amantes atropella a un ciclista con su automóvil y después
se da a la fuga. La tensión va en aumento conforme la investigación
del caso amenaza con descubrir el crimen y la relación
secreta entre los dos protagonistas. La película, protagonizada
por Alberto Closas y Lucía Bosé, es un crudo retrato del egoismo
y la hipocresía propios de la sociedad española
en la época franquista. Su calidad la hizo acreedora, en
1955, del Premio de la Crítica Internacional en el Festival
de Cannes.
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