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               Annie Hall es además una de las películas 
                más personales de Woody Allen, y en la que el componente 
                autobiográfico está más claro. Como su personaje 
                Alvy Singer, Allen también comenzó su carrera como 
                humorista, primero escribiendo chistes para otros y más 
                tarde subiendo a un escenario a contar sus monólogos, y 
                terminó llegando al teatro y al cine. Además, durante 
                algún tiempo mantuvo una relación sentimental con 
                Diane Keaton, cuyo nombre real es Diane Hall y familiarmente era 
                conocida como Annie. 
               Curiosamente, 
                Woody Allen no concibió Annie Hall  como una comedia 
                romántica, sino como una historia de suspense; sin embargo, 
                una vez en la sala de montaje comprendió que la subtrama 
                que narraba la relación entre Annie y Alvy era con mucho 
                lo mejor de la película, y decidió suprimir el resto. 
                Algunas de las escenas que se quedaron en la mesa de montaje han 
                aparecido posteriormente en otras de sus películas; así, 
                Annie Hall tenía una escena en la que Allen, Keaton 
                y Tony Roberts descendían al infierno en un extraño 
                ascensor, idea que el propio Allen recuperó veinte años 
                después en Desmontando a Harry. 
              Sin embargo, la película conserva multitud 
                de recursos narrativos aún más extravagantes si 
                cabe. Woody Allen se convierte en dibujo animado para cortejar 
                a la madrastra de Blancanieves, viaja al pasado para discutir 
                con sus compañeros de colegio sobre su comportamiento sexual 
                a los seis años, expresa sus pensamientos a través 
                de subtítulos mientras dice un montón de estupideces 
                sobre la fotografía, entrevista a los transeuntes y les 
                pregunta sobre el amor e incluso divide en dos la pantalla para 
                comparar a la familia de Annie Hall con la suya (y, por cierto, 
                no se llevan demasiado bien). 
               Tras 
                su estreno en 1977, Annie Hall se convirtió en un 
                éxito inmediato, hasta el punto de que al menos en Estados 
                Unidos sigue siendo la película más popular de Woody 
                Allen. Además, por primera vez hasta el momento el tío 
                Oscar sonrió al director neoyorquino, que se hizo con los 
                premios a la mejor película, director, guión y actriz 
                principal superando a la favorita, Star Wars.  
              Más allá de los premios queda la 
                trascendencia social de una película que marcó modas 
                (el look de Diane Keaton con chaleco y corbata aún 
                sigue dando que hablar) y que reflejó como ninguna otra 
                hasta entonces la dificultad que supone mantener una relación 
                adulta en medio de la banalidad y el absurdo de la vida contemporánea. 
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