El que sin duda ha sido uno de los actores españoles
con más proyección internacional, el murciano Francisco
Rabal, falleció el pasado día 29 de agosto a los
setenta y cinco años de edad. Trabajador incansable, su
muerte, a consecuencia de un fallo respiratorio, no se produjo
en la tranquilidad de un hospital sino en el vuelo que le traía
de vuelta a Madrid desde Montreal, cuyo XXV Festival de Cine acababa
de homenajearle.
La
carrera de Francisco Rabal, Paco para casi todos, se había
desarrollado en los últimos años entre sus trabajos
en el cine y los continuos homenajes que le han prodigado en todo
el mundo. Precisamente en septiembre el Festival de San Sebastián
iba a concederle el premio Donostia, un galardón que, según
ha confirmado el director de la muestra, Mikel Olarcegui, el actor
recibirá de forma póstuma.
Ya en el año 2000, Paco Rabal recibió
el Goya al mejor actor por su interpretación del pintor
aragonés en la película de Carlos Saura Goya
en Burdeos, un reconocimiento que incluso entonces tenía
un marcado sabor a homenaje.
Hijo de un minero y una molinera, Paco Rabal nació
en 1926 en el pueblo murciano de Águilas, si bien pronto
emigro a Barcelona y, más tarde a Madrid. En la capital
entró en contacto con el mundo del cine a través
de los recién inaugurados Estudios Cinematográficos
de Chamartín, donde se matriculó como electricista.
En 1942, mientras trabajaba como aprendiz de electricista
en el rodaje de La rueda de la vida, el joven Rabal se
ofreció para participar en una escena. Rafael Gil, que
dirigía la cinta, se fijó en él y le contrató
para sus dos siguientes películas, La pródiga y
Reina Santa.
A lo largo de esa década y la siguiente
combinó cine y teatro, campo en el que estrenó obras
como El crisol y La muerte de un viajante, de Arthur
Miller. A mediados de los 50 llegan algunas de las películas
que le hicieron más popular, como Historias de la radio,
de José Luis Sáenz de Heredia, o Amanecer en Puerta Oscura,
de José María Forqué.
Prestigio internacional
También en esa época comienza la colaboración
de Paco Rabal con su "tío" Luis Buñuel.
Junto al director de Las Hurdes rodó en México Nazarín
(1958) y posteriormente Viridiana (1961) y Belle
de Jour (1966). De la mano de Buñuel se consolidó
su prestigio internacional, lo que le llevó a trabajar
con directores como Michelangelo Antonioni en El eclipse (1961),
Jacques Rivette en La religiosa (1966) o Luchino Visconti,
en el episodio "La strega bruciata viva" de la película
colectiva Le Streghe (1966).
|