Aristarain se postula como candidato a la Concha de Oro con Roma
El realizador argentino ofrece los mejores momentos cinematográficos de una Sección Oficial hasta el momento discreta
Carlos Leal
Adolfo Aristarain es todo un veterano del Festival de San Sebastián; no
en
vano ya ha ganado una Concha de Oro (Un lugar en el mundo),
una
Concha de Plata (al mejor guión, por Lugares comunes) y
estuvo entre
los favoritos en 1997 con Martín (Hache). En esta edición,
el
realizador argentino ha confirmado su solidez con Roma, un
inteligente drama dirigido con su solvencia habitual que ha tenido una
calurosa acogida tras su pase por la Sección Oficial. La película,
protagonizada por Juan Diego Botto, José Sacristán y Susú Pecoraro, es ya una
de las firmes candidatas a figurar en el palmarés.
Más división de opiniones ha generado otra de las películas más
esperadas
de la Sección Oficial, Nine Songs de Michael Winterbottom.
En poco
más de una hora de duración, el realizador británico narra una historia de
amor londinense entre un británico y una estadounidense, sazonada con diversas
escenas de sexo explícito y un buen número de conciertos grabados en directo,
de grupos como Black Rebel Motorcycle Club o The Dandy Warhols. Pese a que
Nine Songs alcanza momentos de gran intendidad registrando
la
intimidad de una relación de pareja, finalmente la falta de estructura y la
dispersión del guión acaban pasando factura a esta película irregular.
Por su parte, Hermanos es una buena muestra de
cómo el cine danés
trata de superar la herencia del Dogma 95. La realizadora Susanne Bier, que
participó del movimiento en su anterior película Te quiero para
siempre, se aparta de las estrictas reglas del "voto de
castidad" para
narrar un melodrama crudo y sin concesiones, que sin embargo pierde fuerza en
un final resuelto con trazo demasiado grueso.
Igualmente dramática e insatisfactoria es
Clandestino, cuyo
director François Dupeyron ya sabe lo que es ganar una Concha de Oro en San
Sebastián (en 1999 por ¿Qué es la vida?). Centrada en el
mundo de la
inmigración ilegal, Clandestino sustenta sus virtudes en el
efectivo
trabajo de sus dos intérpretes principales, Eric Caravaca y Marie Payen, que
virtualmente aparecen en todos los planos de la película.
Hasta el momento, la gran decepción ha sido la española Horas
de
luz, un absurdo drama penitenciario cuya inclusión en la Sección
Oficial
más parece motivada por la necesidad de respetar la cuota hispana en el
festival que por los dudosos méritos artísticos del filme. El nuevo trabajo de
Manolo Majtí ("Turno de oficio, diez años después") resulta forzado en
su
desarrollo e increíble de principio a fin, y ni siquiera el protagonismo de
dos actores experimentados como Alberto San Juan y Emma Suárez logra sacar al
filme de la mediocridad.
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