The Village se sitúa en primer lugar del Box Office estadounidense
El nuevo trabajo de M. Night Shyamalan (El sexto sentido) recaudó más de 50 millones de dólares en el fin de semana de su estreno
Pablo Matilla
Existe una cierta tendencia en los últimos años a enmascarar trabajos de directores, con una vertiente de autor, en productos cinematográficos comerciales para el gran público. Crueldad Intolerable, de los hermanos Cohen parecía una comedia romántica al uso, aún más teniendo en cuenta su pareja protagonista, George Clooney y Catherine Zeta-Jones. Todo lo demás, de Woody Allen, con los casi adolescentes Jason Biggs y Christina Ricci, pasaba, solo fijándose en el cartel, como una comedia teen. Es un engaño aceptado por sus directores para atraer a más público en su semana de estreno.
Night Shyamalan, recién estrenado su último trabajo en EEUU, es partícipe activo de ese rol engañoso y parece asumirlo con gusto. Un juego que le ha llevado a arrancar de la taquilla 1.319 millones de dólares entre El Sexto Sentido, El Protegido y Señales, unas cifras de vértigo para un guionista y director cuyas películas contienen demasiados elementos de interés como para pasar desapercibidos a los ojos de la comunidad cinéfila.
Al último trabajo de Night Shyamalan, The Village, le ha precedido un trailer que presentaba un historia de terror a golpe de dolby. Como consecuencia, la película ha recaudado 50 millones de dólares en su fin de semana de estreno, una cifra propia de un hit veraniego. Sin embargo, el sexto trabajo del director narra una historia pequeña acerca de una comunidad que vive alejada del mundo exterior con elementos más propios del drama que del terror. El público sale decepcionado de la sala por no haber pasado miedo e ignorando que en apenas hora y media han sido testigos sin salir de un remoto pueblo, del funcionamiento básico de los seres humanos y de un trocito de la historia de los Estados Unidos.
The Village es la prueba definitiva. Lo que más miedo da de los trabajos de su director es su inteligencia. La virtud que le hace entender, por ejemplo, la historia de Estados Unidos con una visión humanística y no como una interminable lista de esquelas y presidentes. Ya se veían esbozos de este manera de asimilación de sus conocimientos cuando en El Sexto Sentido el profesor explicaba que el colegio fue una corte judicial mientras el pequeño Cole insistía en que allí se mataba a gente. No son escenas al uso, no pasan inadvertidas. Shyamalan deja cuando puede su granito.
Las maneras manieristas que aparecen en la mayor parte de The Village podrían resultar excesivas si se dejan a un lado las intenciones de su director. Las relaciones entre los personajes, su forma de pensar y de actuar en consecuencia, todo parece ligado a la época en la que sus personajes viven. Una época y una forma de pensar llevada a un nivel abstracto que no temporal. Night Shyamalan no es que haya leído a Nathaniel Hawthorne como millones de personas, es que lo ha entendido y más aún, lo ha asimilado e interpretado. Shyamalan es un transcendentalista en el siglo XXI. Mientras muchos de sus coetáneos directores insisten en destruir Nueva York en sus películas, el director de Philadelphia transciende en su reflexión, y puede hablar de la destrucción sin salir de un pequeño pueblo o una casa en el campo y sus historias se mantienen rígidas porque sus personajes tienen vida interior y sufren.
En cuanto a uno de los temas que más interesan a los fan de Night Shyamalan, el esperado giro final de su película, cabe decir que a diferencia de El Sexto Sentido y El Protegido, en The Village dicho giro no es sólo la guinda final del pastel sino que está integrado dentro de la historia. Y que en vez de dar pie a la fantasía hace regresar a la realidad y pese a ello, es realmente bonito. Quizás su giro final más emotivo.
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