Cien años

Por Pablo Matilla

Lejos queda ya 1904, cuando el 27 de diciembre de ese año debutaba Peter Pan en un teatro londinense. El célebre J.M. Barrie, popular en el mundo del periodismo por sus artículos y también reconocido novelista, consiguió un gran éxito que le llevó a convertir la obra teatral en novela siete años más tarde.

Uno de los mayores aciertos del nuevo Peter Pan es su acercamiento al original de Barrie, tanto a nivel argumental como en detalles curiosos, como que el actor que interpreta al Capitán Garfio es el mismo que el que interpreta al padre de Wendy, una tradición desde su estreno teatral, que da pie al lucimiento de un secundario de lujo, Jason Isaac, habitual antagonista en el cine de Hollywood ( Harry Potter y la cámara secreta o El Patriota).

P.J. Hogan, director del film, acierta, apoyado en la fotografía de McAlpine (Moulin Rouge) en una propuesta sencilla y directa que divierte al público infantil y no llega aburrir a los padres. Cargada de alardes visuales y técnicos, como cabía de esperar, la película discurre en coloristas escenarios irreales más cerca de la animación. Hogan logra cambiar de registro tras sus dos grandes éxitos matrimoniales, La boda de Muriel y La boda de mi mejor amigo.

Por lo demás, poco se puede decir de la archiconocida historia de Peter Pan, el niño que no quería crecer. Desde nuestra tierna infancia hemos ido a guarderías con su nombre, nos han contado sus hazañas, lo hemos dibujado, y hemos visto las distintas versiones cinematográficas y televisivas hasta la saciedad. Cien años después de su nacimiento sigue siendo rentable, porque los niños no dejan de nacer, aunque también se agradece que inventen nuevos héroes infantiles, como Harry Potter, para renovar el panorama. Cien años son muchos años.

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