Tom Cruise
Hollywood soy yo
Antonio Ruiz Valdivia -
Si se instaurase una monarquía en el circuito cinematográfico
estadounidense, sin duda alguna, Tom Cruise sería el rey. Ejemplo de que el
“sueño americano” es posible, su imagen es venerada en medio planeta, el
público lo adora y la crítica, a pesar de las reticencias en un primer
momento, ha aceptado que detrás de sus horas de gimnasio también hay una
sólida base interpretativa. Conoce como nadie la industria californiana,
sabe venderse y ha creado su propia aura de mito, todo ello envuelto en el
rol del guapo de la clase. Para Tom Cruise, Hollywood no tiene secretos.
Su llegada al cine se produjo en la década de los ochenta, convirtiéndose en
el actor preferido por las quinceañeras. Su participación en títulos como
Cocktail, Risky Business o Top Gun lo acreditaron como un auténtico gancho en taquilla y se perfiló como el intérprete estandarte de su
generación. Dispuesto a no convertirse únicamente en objeto de deseo de las
portadas de las revistas “teen”, intervino en El color del dinero, junto a
Paul Newman y compartió plano con Dustin Hoffman en la lacrimógena Rain
Man. Todo listo para su reinado.
Oliver Stone lo reclamó para Nacido el 4 de Julio, una de sus mejores
actuaciones, y comenzó el intento de consolidar su carrera con proyectos
inquietos. Se atrevió con la adaptación cinematográfica de dos best-sellers
internacionales, La tapadera, junto a Holly Hunter, y Entrevista con el
vampiro, coprotagonizada con Brad Pitt, Antonio Banderas y Kirsten Dunst.
En 1996 consiguió que medio planeta acudiese a las salas para contemplarlo
en Mission: Impossible y Jerry Maguire, Brian de Palma y Cameron Crowe brindaron al actor dos de los papeles claves de su filmografía.
En 1999 reapareció en la gran pantalla con un polémico, ambicioso y morboso
proyecto ideado por Stanley Kubrick , Eyes wide shut, que lo reunió junto
a ,su por entonces esposa, Nicole Kidman. Ese mismo año intervino en la
espléndida radiografía humana dibujada por Paul Thomas Andersson en
Magnolia, su papel de gurú del sexo le valió una nueva nominación al
Oscar. Su fijación por el largometraje español Abre los ojos lo llevó a
protagonizar el remake americano junto a Cameron Díaz y Penélope Cruz bajo
el título de Vanilla Sky y producir la cinta de terror de Amenábar Los
Otros.
Tras el éxito en taquilla de Minority Report y El último samurai, vuelve a nuestras pantallas con Collateral. Michael Mann ha convertido a Cruise en un asesino sin escrúpulos que secuestra un taxi conducido por Jamie Foxx con la tarea de asesinar a cinco personas en una sola noche. El rostro
menos amable del actor domina todo el metraje, sin concesiones a lo ñoño y
con la frialdad como bandera. ¿Un nuevo Tom Cruise? ¿Un giro en su carrera?
Reinventarse o morir.
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