Ewan McGregor
Entre dos orillas
David Montero -
Con 33 primaveras y dos hijos, el actor escocés Ewan McGregor sabe bien a lo que juega. Sin duda, aprendió pronto que en el mundo del cine lo importante es escoger bien las cartas. Lo cierto es que desde el principio llevó una buena mano: mucho trabajo, los dos lados del Atlántico (Renton y Obi Wan Kenobi) y, sobre todo, tratar de codearse con los mejores directores. Además ha decidido retirarse de las luces que han cegado a tantos y, desde hace unos años, apenas es posible verle estrenos multitudinarios y de fiestas sociales. “Estaba quemado. Consumido como una vela que pasa demasiado tiempo encendida por los dos lados”. Mucho equipaje en poco tiempo.
Ewan McGregor tardó en llegar al cine, pero su entrada fue, ni más ni menos, que junto a Robin Williams quien le ofreció su primera oportunidad para trabajar en la gran pantalla con Being Human (1993), un comedia fantástica dirigida por Bill Forsyth en la que también compartía pantalla con actores como John Turturro, William H. Macy, Robert Carlyle o Vincent D’ Onofrio. Sólo un año más tarde llegaría su gran golpe de fortuna. En 1994 conoció al director de cine Danny Boyle, al productor Andrew McDonald y al escritor John McGregor, con quienes trabajaría ese mismo año en la hilarante y descarada Tumba abierta. La película no tuvo mucho éxito de taquilla pero sí grandes críticas y la compenetración a cuatro bandas incluso les llevó a repetir en Trainspotting, un film sobre las drogas y los jóvenes escoceses que fue un bombazo de taquilla en toda Europa.
A pesar de todo Ewan McGregor alternó esporádicas apariciones en Hollywood, interviniendo en diversas series de televisión como “Urgencias”, con largos regresos al Reino Unido, donde en apenas dos años rodó Emma junto a Gwyneth Paltrow, The pillow book de la mano de Peter Greenaway y el drama Tocando al viento. Pero, en 1997 el viento empezó a soplar del otro lado del Atlántico, donde volvió a reunirse con Danny Boyle para rodar Una historia diferente, junto a Cameron Díaz. Después llegaron su mayor éxito de crítica Velvet Goldmine, donde interpretaba a un cantante que toca la fama y la pierde de golpe, y su colaboración con George Lucas que le convirtió en el joven Obi Wan Kenobi.
Pero tras su experiencia en las estrellas, McGregor sabe (o intuye) que el secreto está en jugar a dos bandas y, desde entonces combina, las grandes superproducciones como Moulin Rouge o Black Hawk derribado con papeles en pequeños filmes de calidad (Young Adam) y colaboraciones con directores competentes. En este último registro es donde debe incluirse su papel en Big Fish, la última apuesta de Tim Burton, donde interpreta a un joven comerciante que vive a medio camino entre la realidad y la ficción. “No me va nada el negocio de Hollywood. Yo lo que quiero es hacer buenas películas”. Esperemos que no se equivoque.
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