Título:
La tierra en llamas

Director:
F.W. Murnau

Intérpretes:
Werner Krauss, Eugen Klöfer

País y año:
Alemania. 1922

Fecha y lugar:
24 de febrero. Pabellón de Uruguay.
17:30 y 20:00.
Entrada con invitación gratuita.

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La tierra en llamas

Por Fernando H. Rodrigo

Friedrich Wilhelm Plumpe (cambiado esto último a Murnau durante sus estudios) se establece como director de cine al finalizar la Primera Guerra Mundial, tras varias películas de propaganda. La Tierra en Llamas pertenece a este primer periodo, entre 1919 y 1922, del cual pocos trabajos han sobrevivido o han sido accesibles al espectador más contemporáneo. Esta obra viene casi a concluir esa etapa de asimilación del lenguaje cinematográfico en el que comenzaba. Algo refutado porque, en el mismo año, esta formación (de la que cabe sorprenderse por su rapidez) desemboca en Nosferatu (Nosferatu, eine Symphonie des Grauens, 1922). Una obra que ya aúna estética e intereses personales de forma excepcionalmente lograda. En La Tierra en Llamas encontramos un colaborador tan importante como Karl Freund, en la dirección de fotografía desde primeros films de Murnau como El Chico Azul (Der Knabe in Blau , 1919) hasta posteriores obras mayores como El Último (Der Letzte Mann, 1924). Otra colaboración habitual de sus primeras películas es la aquí firmante como co-guionista Thea Von Harbou, esposa de Fritz Lang, y autora de los guiones de otros títulos importantes del cine expresionista como El Testamento del Doctor Mabuse (Das Testament des Dr. Mabuse, 1933).

Como toda obra temprana (en este caso, además, de difícil visionado hasta hace bien poco), La Tierra en Llamas ofrece jugosas oportunidades al cinéfilo y aficionado. Por un lado, podremos comprobar el grado de innovación técnica del director alemán; de su búsqueda de hacer “objetivos”, mediante la cámara, los estados subjetivos. Por otro lado, será posible detectar temas o motivos ya ligados a su personalidad, luego mejor desarrollados en obras posteriores. Aquí tenemos ese marco rural, que retrataría en City Girl (idm., 1930) o, en otro sentido, en Amanecer (Sunrise, 1927). Veremos si también aquí se explicita ese gusto de Murnau por presentar ideas contrapuestas. En Nosferatu, el vampiro es nada menos que el Mal absoluto, en oposición a Ellen, la joven que representa el Amor, y otro conflicto varias veces retratado, el de tradición contra modernidad, puede intuirse en La Tierra en Llamas. Uno de los hermanos protagonistas opta por quedarse en la granja y continuar la herencia paterna; el otro asume y desarrolla una ambición que le desvincula de esta tradición. La puesta en relación de “modernidad” y “ambición” (económica) la usaría Murnau en el personaje de la chica de ciudad en Amanecer. De modo que podremos rastrear el estado de articulación de ése, su afán por vincular marcos (y creencias) sociales y personajes. Mostrar cómo los protagonistas viven, sufren, y quedan influidos por estos conflictivos contextos será interés esencial en films más tardíos. Además aquí encontramos que las motivaciones económicas del hermano ambicioso afectan a la elección de la mujer para su matrimonio. Lo que puede anticipar que este primer Murnau ya ofrecía historias de amor como forma de representar las consecuencias de las tensiones en esos contextos. Y de paso, insertar la tragedia.

La Tierra en Llamas, como pieza más del rompecabezas que implica la filmografía de cualquier autor importante, colabora al debate.