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Crimen perfecto Por Juan José Roldan No hay película en la filmografía de Alfred Hitchcock que no sea extraordinaria, sobre todo en su etapa americana, desde “Rebeca” (1940) hasta “La trama (Family Plot)” (1976). Y ésta, aunque considerada durante mucho tiempo una “obra menor”, sin duda no lo es. Realizada en una época en la que prácticamente cada nuevo film del maestro constituía un “tour de force” –“La soga” rodada en un único plano secuencia, la minuciosa y preciosista planificación de “Yo confieso”, el limitado ángulo visual de “La ventana indiscreta” – “Crimen perfecto” adaptaba un éxito de Broadway, hace unos años repuesta en el West End londinense, sobre una rica heredera cuyo marido planea asesinarla, que se representaba en un único escenario. Hitchcock decidió respetar absolutamente el formato original, haciendo así su película más teatral, y respetando el juego del escenario único. Ello no resta emoción ni eficacia alguna a la película, más bien todo lo contrario.
Grace Kelly interpreta a una hermosa y acaudalada mujer cuyo marido, un jugador arruinado, planea asesinarla para cobrar una sustanciosa herencia. Para ello contrata a un matón, pero ella consigue defenderse y matar al criminal, siendo por ello acusada de homicidio, encargándose entonces un antiguo enamorado y un singular detective de demostrar su inocencia. Se trata, como en “Luz que agoniza”, otro de los films programados este año en Lunes de Cine, de retratar la amargura y el tormento de la feliz esposa enamorada que va sufriendo un terrible desengaño y comprobando que el hombre de quien se enamoró no es más que un espejismo. YHitchcock, que era un director eminentemente visual, trata cuidadosamente la imagen de la actriz, vistiéndola con ropas luminosas al principio, y paulatinamente cambiando a vestidos más grises, evidenciando así el progresivo empeoramiento anímico de la heroína. Sin duda alguna Grace Kelly es la rubia hitchcockiana por excelencia. Cuando rodó “Crimen perfecto” había llamado discretamente la atención encarnando papeles de ingenua en “Solo ante el peligro” y “Mogambo”. En manos de Hitchcock Grace Kelly asumió a la perfección el rol de mujer externamente fría pero de evidente fuego interior. Era el prototipo perfecto de lo que el director vino a referirse como “las sofisticadas damas que se transformarían en prostitutas en la alcoba”. “Crimen perfecto” supuso la primera ocasión en que la actriz pudo demostrar todo su potencial interpretativo y sexual, algo que repetiría con “La ventana indiscreta” y, especialmente, “Atrapa a un ladrón”. Sólo Tippi Hedren consiguió, una década después, repetir el prototipo creado por la “Princesa Gracia de Mónaco”, sin llegar a emularlo del todo. Como curiosidad destacar que “Crimen perfecto” fue una de las primeras películas que se rodaron con el espectacular y divertido sistema de tres dimensiones, para el que eran necesarias unas gafas especiales, uno de los inventos con los que la industria intentaba combatir la cada vez más amenazante televisión. Fuera de la pantalla, sus protagonistas, Grace Kelly y Ray Milland, mantuvieron una relación que ella interrumpió al comprobar que el actor, que le doblaba la edad, no se divorciaría de su esposa. |