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El bosque petrificado Por Pepe Segura
Lo primero que me viene a la cabeza es “la belleza”. Mal comienzo, casualmente “la Davis” no era una mujer especialmente bella. No importa, no es necesario que cumpla todos los requisitos. Sigamos adelante con otra característica: “la dulzura”. Pensemos en alguna de sus películas: “Eva al desnudo”, “La carta”, “La loba”. Pues creo que por aquí tampoco vamos bien. “La seducción”. Supuestamente las Divas son grandes seductoras, pero, claro, con estos papeles y ese carácter da más miedo que amor. “El glamour”; y digo yo, si no soy capaz de definir Diva…¿ cómo lo voy a hacer con glamour si nadie sabe exactamente lo que es?. Pues mejor pasamos de esta. “Una vida privada enigmática y misteriosa rodeada de lujo y opulencia”. Si tenemos en cuenta que Bette Davis vivió un sinfín de escándalos amorosos, todos conocidos públicamente, que fue despedida por su estudio, que llegó a poner un anuncio en el periódico: “actriz con dos oscar busca trabajo”, y que nunca llegó a cobrar ni la mitad de lo que cobraban sus colegas, pues no es que coincida justo con esa idea. “Seleccionar cuidadosamente sus papeles para no perder su prestigio e imagen”. La Davis posee en su filmografía más títulos mediocres que destacables y los mejores papeles de su carrera los consiguió porque otras los habían rechazado . En vista de que lo de las Divas no me funciona y considerando que la señora ya ha fallecido, voy a hacer aquello tan socorrido de buscar frases celebres de compañeros ensalzando su figura. La labor es sencilla, aparecen por doquier referencias a su talante, pero no son precisamente lo que yo iba buscando. No consigo encontrar ni una sola referencia positiva a su carácter. Me temo que no era muy simpática. Se van agotando los cartuchos, así que centremos un poco más el tema contando algunas anécdotas del rodaje. Otro pinchazo: Leslie Howard y Humphrey Bogart declaran públicamente su odio hacia nuestra Diva. Existen rumores de que el bosque no estaba petrificado antes de que llegara ella. Me siento acorralado ante tanta evidencia, y empiezo a dudar de mi propia fe. ¿Realmente Bette Davis era una Diva? Esto es una crisis importante en los pilares básicos de alguien que cree en la divinidad de unos personajes tan irreales como los sueños que les transfería la capacidad divina. Sólo quedaba una forma de esclarecer semejante crisis de fe, viendo la película. Y cuando esto ocurre se disipan todas las dudas. Al aparecer en pantalla, con un solo plano, entiendes perfectamente el concepto de Diva, es difícil definir una imagen tan arrebatadora, con una fuerza capaz de eclipsar a su partenaire porque eres incapaz de apartar los ojos de esa cara y esos ojos tan expresivos que no necesitan palabras. Sin duda estamos ante una de las grandes. Lo de fuera poco importa a estas alturas. |