Hace unos años, el director Ari Folman estaba en un bar cuando un viejo amigo le habló de una pesadilla recurrente en la que le perseguían 26 perros. Haciendo memoria, ambos llegaron a la conclusión de que la imagen estaba relacionada con una misión que cumplieron para el ejército israelí años atrás, durante la primera guerra con el Líbano. Una experiencia que habían logrado excluir por completo de su memoria.
Comentario
El director israelí Ari Folman revisita sus recuerdos de la guerra del Líbano en Vals con Bashir, un ambicioso largometraje documental de animación que llega a nuestras pantallas avalado por una amplia trayectoria internacional, que la ha llevado a competir en la Sección Oficial de Cannes este mismo año y a recibir premios en diversos certámenes internacionales, e incluso a optar al Óscar a la mejor película de habla no inglesa. Para Ari Folman, su película es ante todo un ejercicio de memoria: "Los cuatro años que trabajé en ella me provocaron un violento trastorno psicológico, y descubrí cosas muy duras de mi pasado". Sobre la innovadora concepción formal, Folman explica que "la animación era la única solución, porque concede una gran libertad imaginativa. La guerra es muy irreal,la memoria es muy ladina, más valía hacer semejante viaje con la ayuda de buenos grafistas".
Curiosidades
Vals con Bashir compite por el Óscar a la mejor película de habla no inglesa, pero se quedó fuera en la categoría de mejor documental por un defecto formal: no se proyectó en Nueva York o Los Ángeles durante una semana seguida en 2008.