Si hay un rasgo que define a la mayor parte de
los personajes que interpretó Jack Lemmon en la gran pantalla
es su sencillez y su honestidad. Durante cinco décadas
Lemmon fue la máxima encarnación del americano medio,
la persona normal envuelta en unas circunstancias que en ocasiones
le superan. Nadie como él supo dotar a estos personajes
de humanidad, ya fuera en el campo de la comedia (El apartamento,
Con faldas y a lo loco) o del drama (Desaparecido,
Días de vino y rosas).
Nacido
en la conservadora ciudad de Boston en 1925, Jack Lemmon descubrió
desde muy pequeño su vocación por la actuación.
De hecho, ya a los cuatro años debutó con un grupo
de teatro aficionado en su ciudad natal. Sin embargo, su padre,
un próspero empresario de la panadería, no veía
con buenos ojos sus deseos y le envió a estudiar a Harvard,
donde el joven Jack obtuvo unas calificaciones mediocres en todo
salvo en las clases de drama.
Visto que no pensaba desistir de su vocación,
a finales de los 40 su padre decidió darle 300 dólares
para que emigrara a Los Ángeles, donde consiguió
trabajo en la televisión. En 1954 debutó en el cine
con dos películas protagonizadas por Judy Holliday, y apenas
un año después obtuvo su primer Oscar, como actor
de reparto, por su papel en Escala en Hawai, una comedia
protagonizada por Henry Fonda y James Cagney.
Este género, la comedia, fue sin duda el
que más popularidad le dio. Y hablando de comedias, el
nombre de Jack Lemmon no puede desligarse de otros dos: Billy
Wilder y Walter Matthau. El primero le dirigió en siete
películas a partir de 1959, algunas de la talla de Con
faldas y a lo loco o El apartamento. "La felicidad
-solía decir Billy Wilder- es trabajar con Jack Lemmon".
Por su parte, Walter Matthau fue su contrapunto
perfecto en la pantalla en una decena de títulos. Juntos
formaron una de las parejas más hilarantes de la historia
del cine, con Matthau haciendo de cínico sinvergüenza
y Lemmon de inocente despistado. Ambos protagonizaron bajo la
dirección de Billy Wilder, En bandeja de plata -su
primera película juntos-, Primera plana y Aquí
un amigo. Además, con otros directores rodaron títulos
como La extraña pareja, El arpa de hierba o Dos
viejos gruñones.
La amistad entre Jack Lemmon y Walter Matthau -que
murió hace apenas un año- llevó al segundo
a protagonizar en 1971 Kotch, el debut en la dirección
de Lemmon. Walter Matthau brilló en el papel de un anciano
que se niega a ser recluido en un asilo, hasta el punto que consiguió
una nominacion al Oscar al mejor actor.
Sin
embargo, aunque el nombre de Jack Lemmon suele asociarse a la
comedia, el actor también destacó en numerosos papeles
dramáticos. Así, en Días de vino y rosas,
de Blake Edwards, interpretó a un alcohólico; en
Desaparecido, de Costa-Gavras, a un padre estadounidense
que busca a su hijo desaparecido en Chile durante la dictadura
de Pinochet; en Vidas cruzadas, de Robert Altman, al abuelo
de un niño que entra en coma.
También fue un papel dramático el
que le proporcionó su único Oscar al mejor actor
principal, por Salvar al tigre (1973) un valiente drama
realizado en buena medida por el empeño de su protagonista,
que rebajó su caché para que pudiera rodarse.
Además de su trabajo como actor, Jack Lemmon
era un gran aficionado a la música y, aunque nunca recibió
una enseñanza formal, tocaba el piano y compuso unas cuatrocientas
canciones. También supo compaginar el cine con el teatro,
ámbito en el que participó en montajes que han pasado
a la historia de Broadway, como los de El largo viaje hasta
la noche, de Eugene O'Neill, o Glengarry Glen Ross,
de David Mamet.
Jack Lemmon falleció el pasado 27 de junio
a los 76 años de edad tras un largo internamiento debido
al cáncer que padecía. Atrás dejaba una brillante
carrera de más de ochenta películas que le proporcionó
tres oscars, uno de ellos honorífico, cinco globos de oro
y dos premios al mejor actor en Cannes, entre otros muchos reconocimientos.
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